No hay socialismo sin chivo expiatorio
2017 / 12 / 02 ( La Nueva España )
Los socialistas asturianos llevan semanas enfrascados en una de sus actividades históricas predilectas: la búsqueda incansable, por encima de cualquier otra actividad, del chivo expiatorio al que arrojarle la culpa de sus fracasos, su indolencia, su incapacidad inveterada y su rostro de hormigón para no sonrojarse lo más mínimo ante la continua contradicción entre lo que dicen y lo que realmente hacen.
El último chivo al que los socialistas de todo pelaje están intentando desesperadamente agarrar por el cuello tiene como motivo la desvergonzada actuación del PSOE en la polémica surgida en torno a las centrales térmicas. En definitiva, si habrá algún futuro para el carbón tras el enésimo ataque socialista a la minería.
Este episodio, que sería más bien cómico si no se estuviera poniendo en peligro empleos, industrias y hasta el precio que pagamos por la luz, arranca el pasado 24 de octubre con la aprobación en el Congreso de los Diputados de una iniciativa que exige adelantar a 2020, como quien dice pasado mañana, el cierre de las centrales térmicas de carbón. Es decir, anticipar ¡30 años! su clausura.
La iniciativa de marras partió de Podemos-Izquierda Unida, que tienen en la "descarbonización" un mantra muy al uso del consumidor desinformado, y contó con el apoyo entusiasta de PSOE y Ciudadanos, y el voto en contra del Partido Popular. Contra la minería, no hay ideologías y toda transversalidad es bien recibida. La respuesta del nuevo secretario general de la FSA fue de libro del buen socialista: "El PSOE apuesta por el carbón". Qué más da la realidad, si somos progresistas, por favor.
No le fue a la zaga Pedro Sánchez, aquel que solemne afirmó que siempre defendería "la planta" de Hunosa. "Garantizo mi compromiso con las Cuencas y con el carbón autóctono", dijo sonriente. Convencidos como buenos socialistas de que el lenguaje siempre construye la realidad, es decir, miente que nada pasa, dieron el tema por zanjado, y a otra cosa. Eso sí, con el asombro y la perplejidad de los sindicatos mineros, que no daban crédito, porque lo han perdido, luego de aceptar sin rechistar que el Gobierno de Zapatero firmase encantado el fin del carbón en 2018. Pero votar en el Congreso contra todo atisbo de futuro para el carbón vamos a ver, preclaros, si no hay centrales, ¿dónde se va a quemar el mineral, en las cocinas caseras? deja demasiadas huellas, un rastro indeleble de culpabilidad que hay que intentar ocultar. Y más, cuando solo 15 días después, y aprovechando la coyuntura, Iberdrola anuncia el cierre de la central térmica de Lada, en Langreo. De nuevo vestiduras rasgadas, golpes en el pecho y pucheros en nuestras izquierdas. Y volvemos así al famoso chivo expiatorio.
El problema es que como el socialismo asturiano tiene ahora varias caras y mensajes, por aquello de su división intestina, no ha habido coordinación en la búsqueda del animal a sacrificar en aras de librarse de su responsabilidad. Así, Adrián Barbón sostiene que el problema radica en la energía nuclear, a la que al parecer se quiere beneficiar. Suponemos, aunque él no lo dice, que por parte de PSOE, Podemos-IU y Ciudadanos, que son los que votaron en contra del carbón. Por su parte, Javier Fernández y los sindicatos culpan al "lobby del gas", que ciertamente suena como a maligno. Y el asturiano Hugo Morán, responsable nacional de medio ambiente del PSOE, no pone mucha imaginación al asunto y recurre al comodín del Gobierno del PP, porque no planifica el cierre de las centrales térmicas.
Claro, para planificar bien que mejor que adelantar 30 años el proceso. Aclárense, porque tantos chivos pueden suponer un problema, no ya de coherencia, perdida hace lustros por el socialismo, sino de convivencia. Una metáfora de la casa de los líos del PSOE.
En lo que todos están de acuerdo es en intentar ningunear y tratar de obstaculizar el trabajo del ministro de Energía, Álvaro Nadal, que con tesón y coraje está trabajando intensamente para evitar el cierre de las centrales con la elaboración de un decreto para avalar su viabilidad. Cómo no, sin el apoyo del PSOE.
Gloria García
Diputada Autonómica del PP