Licencia para faltar
2017 / 07 / 09 ( La Nueva España )
Hace ya unas cuantas semanas, surgió la polémica en torno a unas palabras desafortunadas escritas por mi compañero y amigo Artemi Suárez, por las que ha pedido disculpas y ha dimitido de dos de sus cargos. Una vez más, un joven, y del PP, dando ejemplo en política.
Pero uno empieza ya a estar harto de que tan sólo el PP deba pedir disculpas y sólo la gente del PP tenga que dimitir. Vivimos en un país en el que a la izquierda se le consiente todo, al menos por la opinión pública. Recientemente, José Francisco Torre, concejal del Partido Socialista del municipio de Langreo, localidad donde reside Artemi Suárez, compartió en su facebook una imagen donde a una chica se le subió la falda al agacharse, enseñando algo más de lo que ella querría. La situación se saldó con una mera disculpa.
Pedro Sanjurjo fue el concejal de urbanismo de Gijón al que el Tribunal Supremo anuló a falta de uno, dos planes de ordenación urbana y su premio ha sido ocupar la presidencia de la Junta General del Principado desde el año 2012. Ángel González, ex diputado regional de Izquierda Unida fue condenado por fraccionar contratos públicos y su partido no lo expulsó hasta que no hubo sentencia, no fue apartado ni con su imputación, ni con la apertura de juicio oral
A nivel nacional la tónica es la misma, la última del podemita Ramón Espinar ha sido su “pillada” consumiendo una conocida marca de bebida tras liderar boicots a su consumo. Y ojalá hubiera sido la más grave. También Ramón Espinar fue protagonista por descubrirse que había comprado una vivienda protegida en la Comunidad de Madrid sin tener salario para ello, nunca la había ocupado, y la había revendido por treinta mil euros más tan sólo unos meses después. Sus explicaciones fueron cuando menos un chiste, para asegurar que sólo ganó con la reventa diecinueve mil euros, porque el resto habían sido impuestos. También ha sido conocido Ramón Espinar por escribir en un tweet “somos los hijos de los obreros que nunca pudisteis matar”, justo antes de descubrirse que su propio padre era uno de los imputados y ahora ya condenado por el uso de las “tarjetas black” de Caja Madrid y después Bankia.
No sólo no hay reproche alguno, sino que se le defiende, y se le premia, siendo actualmente diputado y portavoz en la Asamblea de Madrid, además de Senador y portavoz del grupo coral de Podemos en el Senado… ¡ay si fuera del Partido Popular!
Sonoro es también el caso del Ayuntamiento de Granada, donde se desbancó a Torres Hurtado, el alcalde del Partido Popular que había ganado las elecciones, por estar imputado, y el nuevo alcalde del PSOE se mantiene en el cargo pese a estar imputado. Todo esto con la connivencia de Ciudadanos, que apoyó la moción de censura contra el PP y rechaza ahora presentarla contra el Partido Socialista.
Pedro Antonio Sánchez ha tenido que dimitir como presidente de la Región de Murcia sin esperar a que se confirmara su condición de investigado (antiguo imputado), toda vez que ya han sido archivadas contra él nada menos que dieciséis denuncias. Esto, mientras que en Andalucía aún se mantienen altos cargos imputados por el fraude en los cursos de formación, una vez más, con el apoyo del partido de Albert Rivera. No hace falta más que ver las facilidades que el partido naranja dio a Susana Díaz, eso sí, haciéndole esperar a que pasaran las elecciones municipales y autonómicas de 2015 para no significarse políticamente (a los que tanto les importa la gobernabilidad), y las trabas que pusieron para hacer presidenta a Cristina Cifuentes en Madrid.
Pero el problema es que ya es algo habitual. En España si eres un político de izquierdas puedes asesorar a gobiernos que encarcelan a la oposición, puedes emitir utilizando un canal de televisión de un gobierno que asesina a personas por su condición sexual, y ese mismo gobierno puede pagarte el móvil que usas. Si eres de Podemos puedes proponer que las madres (¿y por qué no los padres?) limpien los colegios, que los niños recojan colillas, y puedes entrar en una celebración religiosa con el objetivo de reventarla, eso sí, Católica, religión conocida por poner la otra mejilla.
Conocido es también el caso del podemita Echenique por tener asistenta sin darle de alta en la Seguridad Social, o su popular canción “chúpame la minga, dominga”. También contamos con el caso de Andrés Bódalo, condenado agredir a un concejal de otro partido y autocalificado como preso político para el que Podemos se encuentra pidiendo el indulto.
Si eres de izquierdas puedes rodear el Congreso de los Diputados, enchufar a todos tus familiares y amigos en la administración. Pueden adjudicarte becas de 1.800 euros mensuales a dedo sin ir a trabajar, contratar por 17.999 euros para no sacar el contrato a licitación pública y dárselo a tus amigos a dedo. Puedes pegar a policías, ocupar viviendas, hacer escraches, pero es fascismo si te los hacen a ti.
Todo esto sin mencionar el famoso “la azotaría hasta que sangre. Soy marxista convertido en psicópata” de Pablo Iglesias a Mariló Montero.
La última, ha sido el apoyo y la recolecta para la tuitera Casandra Vera por parte de Podemos, persona conocida por sus tweets cargados de odio llegando a desear incluso la muerte a Cristina Cifuentes. Insisto, ¡ay si fuera del PP!
Ninguno de ellos ha dimitido, ni lo harán.
Víctor Ferreira Domínguez
Presidente de Nuevas Generaciones de Mieres