Rajoy logra 14 escaños más que PSOE y Podemos juntos un año después del 20-D
2016 / 12 / 18 ( La Razón )
«Nadie valora que si no es por la abstención del PSOE ahora mismo estaríamos en campaña electoral». Este lamento de un ex dirigente socialista de peso obliga a echar la vista atrás y evaluar cómo ha cambiado el panorama político en el año del bloqueo. Doce meses en los que el Partido Popular ha afianzado su posición de liderazgo, los socialistas han recibido un severo castigo electoral y las fuerzas emergentes han sufrido el desgaste –apenas acababan de nacer– por demostrarse inoperantes para cambiar y resolver la situación de inestabilidad que dibujó el 20 de diciembre. Cuando está a punto de cumplirse un año desde estas elecciones, el PP volvería a ser la fuerza más votada y se impondría con una ventaja de 36 escaños respecto a los datos que marcó el 20-D. Así se deduce de la última encuesta de NC Report elaborada para LA RAZÓN, que cuantifica en un 29,27% el avance electoral de los populares en los últimos 365 días.
La endiablada aritmética parlamentaria que arrojaron las urnas colocó al PP en una complicada tesitura, como la fuerza más votada pero sin posibilidad de articular acuerdos que le llevaran a gobernar. Rajoy mantuvo una actitud de impasse que le ha reportado un importante rédito electoral, no en vano si hoy se celebrasen elecciones obtendría un 36,9% de los votos, esto es, entre 154 y 159 escaños. Estos datos suponen un incremento de entre 17 y 22 parlamentarios respecto a los 137 que consiguió en junio y que ostenta en la actualidad. El auge de los populares les facultaría también para, con el pacto que tienen rubricado con Ciudadanos, sumar una holgada mayoría absoluta que llegaría hasta los 190 escaños. Una situación que les permitiría afrontar sin problemas una nueva convocatoria electoral en los próximos meses como deslizó el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a sus colegas de partido esta semana, en lo que fuentes de su entorno calificaron como un «lapsus».
«Annus horribilis». Éste sería el resumen para los últimos doce meses del PSOE, en los que ha encadenado dos derrotas electorales históricas que se cobraron la figura de su secretario general y que le han hecho retroceder 17 escaños en un año. Pedro Sánchez concurrió el 20-D con la esperanza de lograr un «gobierno del cambio» y aunque se propuso materializarlo –investidura mediante– con un acuerdo con Ciudadanos, sus intentos de llegar a La Moncloa, lejos de premiarse, fueron castigados en las urnas el 26 de junio. Si hoy se celebrasen elecciones, ya sin Sánchez como líder del PSOE, los socialistas no frenarían su sangría de votos y se quedarían en un 19,3%, lo que supone entre 69 y 73 diputados. Un retroceso de entre 12 y 16 respecto a su grupo parlamentario actual (85). La alianza de izquierdas que el ex líder también intento, la suma con Podemos –juntos llegarían a 145 escaños–, no serviría a día de hoy ni siquiera para superar al PP. Lo que sí consiguen los socialistas, según los datos de la encuesta, es mantener por la mínima su primacía en el ámbito de la izquierda, salvando por un escaño el «sorpasso» que sí se produjo en la encuesta de hace un mes.
La formación de Pablo Iglesias ha logrado mantener el equilibrio durante el año del bloqueo, si bien se demostró como un auténtico fracaso la confluencia con Izquierda Unida para rebasar al PSOE. Si hoy se celebrasen elecciones, Unidos Podemos obtendría un 21,2% de los votos y podría incluso subir un escaño, hasta los 72 diputados. Unos datos que le permiten mantenerse en el umbral de los 71 que obtuvo en junio y en diciembre –si sumamos a sus 69 los dos de IU, ya que concurrieron por separado–. La crisis interna y la discusión sobre el modelo de partido que debe salir en febrero de Vistalegre 2 parece que no hace mella todavía en la formación morada.
En febrero también se enfrenta a su congreso Ciudadanos. La formación de Albert Rivera, que ha demostrado durante este año su versatilidad para pactar a izquierda (con el PSOE de Sánchez) y a derecha (con el PP de Rajoy), no ha sacado rédito electoral de su papel de bisagra y cedería nueve escaños respecto a diciembre. Si hoy se celebrasen elecciones, C’s conseguiría un 11,6% de los apoyos, esto es, entre 27 y 31 diputados. Si hay que cuantificar el volumen de voto perdido, la mayoría de estos apoyos los dilapidó tras su pacto con los socialistas: en junio se dejó ocho escaños, por el diputado que habría perdido en los últimos seis meses.
Respecto al resto de fuerzas parlamentarias, los partidos independentistas se han mantenido a lo largo del año, pese a haber consumado diversos desafíos al Estado. ERC conservaría los 9 diputados que obtuvo el 20-D, así como PdeCat –antigua Convergència–, pues su única novedad es que los 8 escaños que le valieron grupo parlamentario en diciembre no lo hicieron en junio. En el ámbito vasco, el PNV ha perdido un diputado en este año y Bildu lo habría ganado en los últimos seis meses. Coalición Canaria también mantiene a Ana Oramas como única representante de su formación.
En un año de tanta convulsión política cabe reseñar los equilibrios de fuerza que se dan entre los cuatro grandes partidos y el aumento de la abstención –casi 12 puntos–, que hace de esta opción el refugio de la mayoría de los votantes que deciden no repetir lo que votaron el 20-D. El PP es la formación que más votantes fideliza, un 89,6% de los que le votaron el 20-D volverían a hacerlo ahora. Su principal fuga de apoyos es la abstención (8,2%), seguido de quienes optarían ahora por Ciudadanos (1,2%) o por el PSOE (0,8%). Los socialistas, por su parte, experimentan un gran retroceso en la fidelización de sus votantes. Tras el bochornoso Comité Federal del 1 de octubre, la abstención se ha convertido en opción refugio de muchos de sus simpatizantes (28,2%). Hoy sólo un 63% de quienes votaron al PSOE el 20-D repetiría, y hay más socialistas que se irían al PP (5,4%) que a Podemos (2,4%). La formación de Pablo Iglesias mantiene al 67,1% de quienes les votaron el 20-D, y su principal fuga de apoyos también reside en la abstención (24,3%), seguidos de quienes votarían ahora al PSOE (4,5%). En Cuidadanos sólo se mantiene al 63% de los votantes de hace un año. Quienes se van también lo hacen a la abstención (17,8%).
Las claves
- Los socialistas prefieren al PP
De entre los votantes socialistas que no volverían a votar al PSOE resulta curioso que antes optarían por el PP que por Podemos. Un 5,4% de los que votaron a Pedro Sánchez el 20-D lo haría ahora por Mariano Rajoy, frente al 2,4% que optaría por Pablo Iglesias.
- PSOE y C’s, los que menos fidelizan
Después del Comité Federal del 1 de octubre, el PSOE se ha equiparado con Ciudadanos como el partido que menos fideliza. Sólo un 63% de los que los votaron en diciembre volverían a hacerlo hoy. La abstención es su mayor fuga de votantes.
- El pacto con Sánchez lastró a C’s
De los nueve diputados que Ciudadanos ha cedido en el año del bloqueo, ocho los perdió el 26-J, tras pactar con Sánchez, y sólo perdería uno ahora, después de haberlo hecho con Mariano Rajoy para poner en marcha la actual legislatura.
- Abstención récord
El mejor termómetro del hastío ciudadano en el año del bloqueo ha sido la participación. Si hoy se celebrasen elecciones, decrecería en casi 12 puntos con respecto al 20-D. Hace 12 meses fue de un 69,7%, y hoy apenas llegaría al 60 por ciento: un 57,8%.