Obras son amores
2014 / 03 / 18 ( La Nueva España )
Las políticas de igualdad y para las mujeres
Gloria García Fernández Concejala del PP en el Ayuntamiento de Mieres
No dejan de sorprenderme, ya de buena mañana, algunas tribunas que leo mientras me tomo el primer café. Bien es cierto que al empezar a leer y ya bien como título "Los retrocesos en las libertades y conquistas sociales" pensé que se refería al paraíso socialista venezolano, pero no, hablaba de nuestro país.
Empieza con la reforma de Gallardón, por decirlo claramente, la reforma de la ley del aborto; esa ley que, tal y como está ahora, permite a una niña de 16 años abortar sin consentimiento, ni siquiera conocimiento de sus padres; un proyecto de ley que aún no ha sido sometido al trámite parlamentario correspondiente, en el que sin duda se harán aportaciones y que incluso puede sufrir modificaciones, que partirán de las distintas sensibilidades entre todos los grupos políticos, incluido el Partido Popular. De modo que se está juzgando algo que aún no tiene redacción definitiva, bendita clarividencia la suya, que les permite anticipar el futuro, como les permitió ver aquellos brotes verdes mientras el país se hundía? típico.
Lo que ya no es de recibo es que se afirme "la reforma de Gallardón, auspiciada por una minoría de la sociedad española...". A ver si se les mete en la cabeza de una vez que el Partido Popular ganó las últimas elecciones generales, que esa "minoría" constituye la mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados; no hay manera, las mayorías absolutas sólo sirven cuando son las suyas. Si se puede denominar minoría, pequeña minoría, ínfima minoría, la participación de las mujeres de Mieres en el llamado "Tren de la Libertad": tres mujeres, tres. Y no las he contado yo, las ha contado y escrito en este medio la Secretaria de Mujer del PSOE de Mieres.
Marzo de 1985, asesinato de ETA, seguimos. Claro que han cambiado las cosas, afortunadamente, aunque casos como el Faisán o la derogación de la doctrina Parot nos han encogido un tanto el corazón. Ambas cosas, por cierto, vienen de atrás.
Es cierto que el papel de la mujer aún dista de equipararse al del hombre, sin duda, pero lo que no es de recibo es que pretendan achacarse al Gobierno de Mariano Rajoy cosas tales como la desprotección de las mujeres víctimas de violencia de género; las tasas judiciales no se aplican en procesos penales, que son justamente los de violencia de género, entre otros. Ninguna mujer, repito, ninguna mujer que presente una denuncia por violencia de género paga tasa judicial alguna, decir lo contrario es mentir, lisa y llanamente. No me hablen de violencia de género quienes alardeaban de que iban a terminar con ella mientras las cifras de víctimas se disparaban. No me hablen de igualdad, por favor, quienes tenían a gala, como síntoma de progreso, acuñar la barbaridad gramatical del miembros-miembras de la infausta ministra Aído.
Ninguna beca de las que concede el Ministerio de Educación, hasta donde yo sé, barema a favor de uno u otro sexo, ni siquiera puede decirme que haya una variación en algo que no sean los requisitos para el acceso a las becas; fíjese, por ejemplo, que barbaridad que ahora un alumno tenga que tener una nota mínima de 5,5.